lunes, 19 de noviembre de 2012

Estigmatización y criminalización juvenil popular


Somos estudiantes de segundo año de psicología de la Universidad Alberto Hurtado.

Les damos la bienvenida a este pequeño espacio de análisis y reflexión social que surge a raíz de la asignatura Problemas Psicosociales en Chile, por lo que, a través de estas líneas, daremos lugar a una problemática de gran relevancia y que se mantiene vigente en diversos ámbitos del acontecer nacional: la estigmatización y criminalización de la juventud popular.

 

Constantemente estamos en contacto con  problemas sociales, día a día lo vemos en todos lados, cuando es coartada  la posibilidad de ser un sujeto activo en la sociedad por medio de la discriminación o simplemente la indiferencia de quienes son apartados por un sistema que no les acoge, cuando se mira por sobre el hombro y apocan el valor social y cultural de un grupo o de alguien en particular, le quitan su valor de ser persona, de ser ciudadano, de ser parte de una cultura, de formar parte de un grupo. Se produce un  problema social cuando alguien recibe menos que el vecino, y peor aún, se juzga por dicha carencia, se le menosprecia y se le llega a categorizar en un status más bajo; es por esto que somos enfáticos al momento de develar como problema social la estigmatización y la criminalización de las juventudes populares, ya que se cree que en América Latina, al igual que en el resto del mundo, la mayor parte de los crímenes, sobre todo homicidios, son perpetrados por hombres jóvenes de entre 18 y 24 años de edad. Los factores de riesgo, para lo que llaman “criminalidad juvenil”, se encuentran las altas tasas de desempleo que conducen a una falta de oportunidades económicas y sociales y no depende únicamente de que los jóvenes quieran ser violentos entre sí. Resulta necesario plantear también la exclusión del sistema educativo. A muchos jóvenes se les cierran las puertas de la educación media superior o superior. Según la UNICEF, en 2008 casi 3 millones de adolescentes de entre 12 y 17 años no asistían a la escuela. Las razones son variadas pero por lo general la ausencia escolar se relaciona con la falta de recursos económicos de la familia y la falta de inversión del Estado en más y mejores planteles educativos que ofrezcan gratuitamente mayor cobertura y aun cuando los jóvenes de estos sectores acceden al nivel superior, sus limitaciones culturales para la vida académica generan un pronto abandono de los estudios o un tránsito deficiente por él.

Los jóvenes de hogares de bajos recursos son los principales excluidos. Cada vez más jóvenes no estudian, no trabajan, quedan fuera de la sociedad formal y se refugian en las estructuras "no visibles" de la pobreza, la delincuencia o la marginalidad. Ante esta situación, la sociedad insiste en llamarlos de modo peyorativo como “delincuentes” como si esa condición fuera sólo responsabilidad del joven y el Estado, y que la sociedad que lo excluye no tuviese nada que ver.
Pues claramente aquí nos vemos enfrentados a una evidente falta de reconocimiento, despojándose a los jóvenes del valor, ya sea humano o monetario. Se les juzga por la falta de oportunidades que nosotros mismos, como sociedad, les negamos. Nos damos vueltas en prejuicios tildándolos de delincuentes y enjuiciandolos porque sólo su apariencia y sus orígenes parecieran indicar que ellos son los autores de cuánto crimen y falta se cometa.

 

Una de las variables que más juega en la actualidad en lo que es la exclusión del trabajo para la juventud de escasos recursos es la educación, puesto que ahora se exige una mano de obra más calificada en una sociedad en desarrollo. Aquí entra en juego el factor económico, ya que no se tienen los recursos para poder acceder a una educación de mayor calidad y poder acceder a un mundo laboral más calificado. La discriminación va vinculada con el concepto de igualdad, por lo que se generan instancias en que se descalifica e inferioriza a un sector de la población que tiene carencia de bienes materiales y con poco poder de adquisición, o por tener determinado trabajo y/o educación. Al no alcanzar las metas propuestas por la sociedad, aparece la anomia manifestándose en violencia, robos, asaltos, etc., que la comunidad condena tajantemente, criminalizando a los sectores más populares y que es reforzada por los medios de comunicación. Con lo anterior aparece la inseguridad y temor social, transformándose en una preocupación colectiva.

 Sin duda, la “condición juvenil” está subordinada a la adultez, estableciéndose reglas, responsabilidades, comportamientos, etc., para normar su actuar, generando dos extremos sobre este mundo juvenil: la que asigna cualidades positivas /esperanza, cambio) y cualidades negativas (rebeldía, desinterés) De esta condición de ser joven,  también está vinculada la identidad, cumpliendo un rol diferenciador identificando no sólo categorías, sino también roles o status sociales. Es en esta diferenciación entre uno con otros lo que genera estigmatización y una falta de reconocimiento a la persona, menospreciándolas y marginandolas en relación a una (nuestra) cultura hegemónica. A continuacion mencionaremos la Teoria de la Dependencia, que habla de alguna manera sobre la problematica de la desigualdad en América Latina.


Teoría de la dependencia.

La teoría de la dependencia surgió en América Latina en los años 60 y 70 pero sus bases surgieron en los años 50, ésta teoría intenta explicar la pobreza y el subdesarrollo en Latino América, considerando las formas que adquiere el sistema capitalista mundial luego de la posguerra.

Se define el concepto dependencia como la relación de subordinación de naciones independientes por medio de las relaciones de producción, convirtiéndose así en países que aseguran la reproducción del capitalismo y el enriquecimiento de los países desarrollados en américa latina (Argentina, Brasil, México)

En esta teoría se establecen diferencias entre países ricos y pobres, utilizando conceptos como: centro-periferia, para referirse a la relación existente entre los países desarrollados y subdesarrollados, este término ha sido exitoso para referirse a las desigualdades socioeconómicas y su desigual distribución espacial, hablando en este sentido de países centrales y países periféricos. Cabe destacar igualmente que con la noción centro-periferia se describe un orden socioeconómico mundial integrado por un centro industrial y hegemónico, que establece transacciones económicas desiguales con una periferia económica y subordinada.

Para esta teoría se puede identificar varias etapas en la historia de Latino América en términos de las relaciones de producción dominantes en las sociedades y la producción de la pobreza. Por ejemplo, Cardoso y Faletto (1969) identifica las plantaciones y la minería con la servidumbre o la esclavitud. Así la estructura de tenencia de la tierra explica la extensa pobreza rural que caracterizó a  algunos países dependientes en los siglos XIX y XX.

Como posible solución ante este panorama, se propone disminuir esta dependencia con una mayor intervención del Estado en la economía, estableciendo nuevas funciones para los bancos y/o industrialización y modernización, por medio de la Sustitución de importaciones (o ISI, que consiste en dar más subsidios para la producción de materias primas y sustitutos; un mayor proteccionismo, es decir, elevar los aranceles de importación así creando una mayor barrera al libre comercio).

Como reflexión y crítica a la teoría es que se menciona solamente la relación de producción entre países “céntricos y periféricos” en los que se genera desigualdades, pero no se menciona la gestión interna que existe en éstos países, ya que éstos también son actores en cuanto a la pobreza y desigualdad que existe dentro de una nación.

Para concluir podemos decir que el problema de la delincuencia juvenil en nuestro país, no debe ser observado de manera superficial. Esta problemática debe ser estudiada cuidadosamente, y considerando también los factores secundarios o que están a la base de estas conductas. Debemos considerar que el enorme incremento en las estadísticas y porcentajes de crecimiento de la delincuencia juvenil en Chile, es el resultados de problemas sociales mucho mayores. Por ejemplo: la pobreza, la desigualdad, la notable diferencia en cuanto a el nivel de educación a la que cada estrato social puede aspirar, y las posibilidades de trabajo entre algunas, son entre tantas situaciones que podrían provocar que un joven decida por el camino delictivo.
Por otra parte también es importante considerar y reflexionar, de qué manera se podría cambiar esta situación que en la actualidad vivimos como nación, no solo por terminar con la delincuencia juvenil, sino además para poder guiar por un buen camino a los jóvenes expuestos a estas realidades